Crónicas XI Asamblea Federación Inmaculada Concepción

Día 2– Iniciamos la jornada compartiendo la oración, los pájaros del jardín ennoblecen nuestra modesta liturgia y nos hacemos parte de un todo que sintoniza la alabanza. El comentario a la Palabra de la eucaristía nos invitaba a conectar con la experiencia fontal que da inicio al discipulado con Jesús, que nos sostiene en la apertura al Espíritu y nos invita a permanecer atentas en la escucha que intuye lo esencial y busca expresarse, hacerse comprensible en la actualidad.

La mañana se inició con una exposición de nuestro Asistente, fray José Ramón López de la Osa, que situó el momento federal desde un análisis pegado a la realidad, motivado por la esperanza y consciente del momento de cambio y cambios que es necesario asumir para seguir adelante con el cultivo de nuestro carisma contemplativo dominicano. Partiendo del camino recorrido, evaluando sus luces y dificultades, nos orientamos a un futuro desconocido, pero al que tendemos sabiendo quiénes somos, nuestra identidad que tiene raíces propias en las que se fundamenta nuestra opción de vida y nos aportan claridad. Es necesario que, desde esas raíces, asumamos los cambios inevitables en confianza y con esperanza.

Exposición de nuestro Asistente, fray José Ramón López de la Osa

 

Se nos indicaba que la profecía inherente a la vida contemplativa nos induce a provocar una resistencia creativa: resistencia a los falsos profetas, a los catastrofistas, a los futuros fáciles y a los futuros desanimados, a todo lo que genere desesperanza. Una resistencia que debe convertirse en actitud.

Hacer el ensayo de un futuro creíble no significa renunciar al caudal de vida entregada hasta el presente, sino que, ese recorrido contribuye a sostener y enfocar la novedad que se desprende del análisis que indica lo que es preciso dejar atrás y asumir el cambio como lenguaje de fidelidad y convicción.

Pensar juntos el futuro, imaginarlo y expresarlo con agudeza reclama poner los pies firmes en la confianza, analizando la realidad sin superficialidad y tomando decisiones que nos lleven hacia adelante, con la colaboración de todas. El futuro no vendrá de lo externo, sino de lo profundo de nuestro ser; la lucidez devendrá de la solidez de las raíces. La complejidad de este momento histórico precisa, según palabra de Manuel Fraijó: “Aprender a retirar los viejos escombros y alumbrar nuevas constelaciones de sentido”

Hacer frente a lo que es urgente, romper el círculo de seguir repitiendo lo mismo y saber pensar con esperanza. Rescatar lo esencial de la vida, con su sabiduría, sabiendo mirar, discernir entre lo accesorio y lo nuclear, poner orden en los valores que cultivamos. Nuestra fuerza es nuestra identidad, la comunión que nos constituye, lo que nos ha hecho ser lo que somos.

Nuestros monasterios han de ser testigos de lo que somos, de lo que puede romper la indiferencia que requiere coraje y osadía. Somos parte de la Iglesia en salida, convocando a las personas, siendo referentes silenciosos y eficaces, “caminantes animosos, religiosos del futuro, que toman iniciativas para andar caminos nuevos”, al decir de Häiring.

Fray José Ramón recordó también lo que dificulta mirar al futuro: la rapidez que se infiltra en el mundo de las relaciones y que influye en nuestros ritmos de vida; la conciliación entre las fuerzas de la globalización y la atomización; la inclinación hacia la añoranza sentimental con respecto del pasado que paraliza una adecuada interpretación profunda de la realidad que demanda  revisión de las formas; elegir la calma que cuida la palabra, que aplica la lucidez y distingue lo que nace caducado.

Tras la exposición se abrió un abanico de comentarios que aportaban desde la experiencia concreta de las comunidades. La intensidad de lo compartido dejó paso de modo natural a la reflexión personal hasta el momento de la comida.

La tarde se abrió iniciando el proceso habitual de elección de actuarias y secretaria para la Asamblea en curso. Una vez elegidas las hermanas que van a desempeñar estos servicios, la Priora Federal saliente, sor Teresa Gil, presentó un breve resumen del amplio periodo que abarca su mandato, tras lo cual, se abrió un ambiente de gravedad sin peso, en el cual las hermanas expresaron con intensa sinceridad su gratitud hacia el trabajo realizado por el equipo federal que concluye, así como una lluvia de ideas sobre el perfil de la próxima federal. Las hermanas se iban pasando el micrófono de mano en mano con tal unción que parecía un lavatorio de pies. Hay momentos en los que, cuando escribes sobre la hermandad, expresas lo que anhelas. Hay otros momentos que cuando hablas de la hermandad, dibujas un sabor, el trazo de un mapa caminado. Hay momentos que rescatan una vida y esta tarde, se nos regaló uno de ellos.

Orar la tarde fue sencillo, el ambiente rezumaba serenidad y satisfacción. Esta tarde, como dice un poeta, “hemos puesto la muerte en su sitio y le hemos devuelto su vocación de semilla”.