Carta a la Familia Dominicana de COP 21

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Queridos hermanas y hermanos:

Os escribimos esta carta para compartir con vosotros la experiencia de haber convivido entre 4 y 16 días en París asistiendo a la histórica Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU (COP 21) que tuvo lugar del 30 de noviembre al 12 de diciembre. 19 dominicas/os (11 hermanas, 3 hermanos y 5 laicas/os y colaboradores dominicas/os) originarios de 11 países (Austria, Brasil, España, Estados Unidos, Filipinas, Francia, India, Paraguay, República Centroafricana, Sudáfrica, y Zimbabwe) asistieron a nuestras reuniones, mientras que otros, de países como Reino Unido y Alemania, llegaron los últimos días para compartir la acción.

Tuvimos el privilegio de conocernos y compartir las preocupaciones comunes sobre el futuro de nuestro planeta, la Madre Tierra, en especial la gran amenaza del cambio climático desenfrenado inducido por los humanos.

Estando allí enviamos una carta abierta a los delegados de la COP 21 en la cual expresábamos brevemente nuestras convicciones acerca de las decisiones que se esperaban de la cumbre. Podéis encontrar aquí esta carta adjunta1.

También asistimos a algunos de los muchos eventos organizados para poner de relieve los retos que plantea el medio ambiente y las actividades que violan los derechos de la naturaleza que incluye la tierra, su gente, sus animales, su biodiversidad, etc.

Por último nos unimos a los muchos miles de personas, provenientes de todas las regiones del mundo, en las acciones llevadas a cabo a favor de la solidaridad y para abogar por una acción urgente de nuestros gobiernos contra el cambio climático. Estas incluyeron:

– una  manifestación,  el  día  anterior  del inicio  de  la  Cumbre,  donde  miles  de  personas  colocaron  sus zapatos  en  la  Plaza  de  la  República  para  simbolizar  la  marcha  que  había  sido  prohibida  por  el Reglamento del Estado de Emergencia nacional;
– una concentración en el último día de la Cumbre que reunió a más de 15.000 personas vestidas de rojo para dibujar una línea roja en solidaridad con los millones de víctimas del cambio climático.
– demostraciones ad hoc de grupos particulares como los pueblos indígenas.
A pesar de haber mucho escepticismo sobre la posibilidad de que los 195 estados presentes en la cumbre llegasen a un acuerdo, después de 20 años de no hacerlo, ¡el acuerdo final superó las expectativas de la mayoría de nosotros! Nadie podía ignorar por más tiempo la urgencia que se enfrenta nuestro mundo y la mayoría de los países se han comprometido a reducir las emisiones de carbono para asegurar un aumento máximo de la temperatura global de 1,5% C por encima de los niveles  preindustriales.
Aunque este acuerdo trasladó a la comunidad internacional a una nueva etapa en el enfoque del problema no lo debemos celebrar por mucho tiempo ya que aún queda un enorme trabajo por delante que nos incumbe a todos nosotros y tiene como fin asegurar que los Acuerdos se implementan a nivel nacional y local. Si no se hace esto (¡y muchos científicos sienten que ya es demasiado tarde!) las condiciones meteorológicas empeorarán y los niveles del mar aumentarán, devastando nuestras vidas y sobre todo las vidas de los pobres, los pequeños estados insulares y ciudades bajo el nivel del mar.

El cambio climático no es sólo una cuestión socio-económica y científica. Se trata de una cuestión moral y ética, ya que sólo se puede evitar si se produce un cambio de estilo de vida. Demasiados de nosotros, si no todos, hemos sido seducidos por el consumismo, siempre con ganas de obtener más y más nuevas cosas. En nombre del desarrollo la explotación económica y ambiental sigue estando justificada. Por tanto, ¡nuestro planeta no se salvará por éste conferencia! Sólo puede ser salvado si todos trabajamos constantes y juntos para cambiar nuestros propio estilo de vida y para asegurar que el Acuerdo de París2 se implementa a todos los niveles.

Por ello pedimos a todos los dominicos/as y a todas las comunidades dominicanas desempeñar su papel en la salvación de nuestro planeta a través de:

1.         Una continua educación en diversos foros dominicanos sobre el cambio climático, la manera y las estrategias para mitigar y adaptar mediante la inversión en educación ecológica y ambiental que conecte este problema con los otros relacionados.
2.         Organizando reuniones comunitarias para mantenerse informados de estilos de vida que contribuyen a frenar el cambio climático y para discutir cómo cada comunidad y cada individuo pueden ajustar su estilo de vida para llevar a cabo los cambios necesarios si queremos evitar un cambio climático catastrófico. Esto incluye formas de implementar fuentes de energía renovable en conventos y casas, reducir el consumo de carne y el transporte que emiten carbono.
3.         Cultivar y acrecentar la conciencia permanente sobre la necesidad de una respuesta  personal.
Estamos informados de un movimiento mundial donde algunas personas hacen turnos para ayunar cada día con el fin de mantener esa conciencia. En línea con nuestra propia tradición religiosa una sugerencia  creativa  podría  ser  que  cada  comunidad  emprendiera  un  ayuno  con  participantes dispuestos a turnarse siguiendo una lista ayunando así alguno todos los días y/o considerar volver al ayuno de carne en viernes y unirse al movimiento «Lunes sin carne».
4.         Abogando continua y fuertemente a nuestros propios gobiernos:
           a.         para reducir la generación de energía obtenida por combustibles fósiles – el uso de carbón, gas (fracking), aceite, etc. – a favor de invertir masivamente  en  energías  renovables  (solar, eólica,  agua, onda, etc.).
           b.         apoyar, financieramente y de otras formas, los demás países – especialmente  los  países pobres en desarrollo – con el fin de obtener la tecnología necesaria para llevar a cabo una conversión de la generación de energía.
           c.         invertir masivamente en los sistemas de apoyo a las zonas afectadas de manera permanente por el cambio climático (a través de tifones, inundaciones, sequías, etc.) para que las personas que viven allí puedan ganarse la vida y no ser obligados a convertirse en refugiados climáticos.
5.         Dirigir nuestras respuestas ministeriales e inversiones en línea con los ODS3 que pertenecen a  la conservación  y  restauración  de  los  ecosistemas  y  todos  los  demás  ministerios  ambientales  que contribuyan al logro de los objetivos del Acuerdo COP21 París.
6.         Revisión de nuestras leyes dominicanas / constituciones / estatutos para que tengan en cuenta la integridad de la creación, la ecología integral y la conversión ecológica.
Con el fin de ayudarnos en este viaje esperamos establecer un grupo virtual, ya en curso, que continuará esta reflexión así como la promoción de la justicia climática. Cualquier persona que desee unirse a este grupo puede ponerse en contacto con el fray Aristide Basse mediante el correo electrónico:  abassearistide@yahoo.fr  .
Esperamos y oramos para que juntos podemos crecer en una espiritualidad que otorgue el pleno respeto a toda la creación a través de la justicia ambiental, la justicia climática, la justicia social y económica y la justicia política.
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Esperamos con interés vuestra respuesta!

Vuestros hermanos y hermanas en Santo Domingo,

Fr. Aristide Basse – República  Centroafricana
Sra Belen Tangco – Filipinas
Sra Chloe Schwabe – EE.UU.
Fr. Claude Saldanha – India
Hna Christina McGarry – Irlanda
Hna Elise García – EE.UU.
Hna Elizabeth (Claris) Zwareva MM – Zimbabwe
Dr Imelda Martínez-Núñez – Paraguay
Hna Karen Marguerite d’Artois – Inglaterra
Hna Maite Zabalza – España
Hna Margaret Mayce – EE.UU.
Hna María Juliana Gómez Ruano – España
D.ª María Zabalza Casla – España
Hna Marie-Laure Denes – Francia
Hna Marvie Misolas MM – Filipinas
Fr. Mike Deeb – Sudáfrica
Hna Pat Daly – EE.UU.
Hna Pat Siemen – EE.UU.
Hna Rebecca Macugay MM – Filipinas
Hna Tina Veloso Freitas – Brasil
Sr. Tobias Krachler – Austria
14 de enero 2016
1          http://www.op.org/es/content/carta-­‐abierta-­‐de-­‐la-­‐familia-­‐dominicana-­‐los-­‐delegados-­‐de-­‐la-­‐cop21
3          La Asamblea General de la ONU aprobó su agenda de desarrollo post-­‐2015 en septiembre de 2015, el mismo día en que Su Santidad el Papa Francisco se dirigió a los líderes del mundo. A diferencia de otras reuniones de la Asamblea General el tema del cambio climático se colocó en el centro, junto con su conexión inextricable a la difícil situación de las personas más marginadas y vulnerables. La nueva agenda -­‐ Agenda 2030 -­‐ incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS: Ver http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=34141#.VopE0ZN96b8   … )
Estos 17 objeticos recogen en los Objetivos de Desarrollo del Milenio que quedan fuera, con algunas adiciones muy importantes: los ODS se aplican a todos los países, no sólo en el mundo en desarrollo; sostenibilidad es estar en el centro del desarrollo futuro; y el cambio climático debe abordarse si las necesidades de la gente y el planeta se quieren alcanzar. A la luz del acuerdo alcanzado en París en la reunión de la COP 21, estos elementos de los ODS tienen un significado adicional: Meta 2  promoción de la agricultura sostenible; Meta 6 – disponibilidad y la gestión sostenible del agua; Meta 7 – el acceso a la energía moderna asequible, fiable y sostenible para todos; Meta 12 – garantizar patrones de consumo y producción sostenibles; Meta 13 – adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos; Meta 14 – conservación y el uso sostenible de los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
En cuanto a las ODS, dijo la canciller alemana, Ángela Merkel, «Queremos cambiar nuestro mundo, y podemos hacerlo.» Sin embargo, la única verdadera prueba del compromiso es la implementación. Ahora que la Agenda 2030 ha sido adoptada, y hay un resultado relativamente positivo de la Cumbre del Clima de París, la aplicación se convierte en la responsabilidad de los capitales nacionales. Siendo este el caso, nuestro papel como miembros de la sociedad civil es más importante que nunca, para ayudar a garantizar que los ODS tocan la vida de aquellos que son más vulnerables, y que se apliquen de tal manera que la integridad de la Tierra es respetado.
Fuente: www.op.org