Su figura “nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en ‘segunda línea’ tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación”, sostiene Francisco en su carta apostólica Patris corde.

 “Es un hombre fuerte y de silencio. En mi escritorio tengo una imagen de San José durmiendo. Y durmiendo cuida a la Iglesia. Y cuando tengo un problema, una dificultad, yo escribo un papelito y lo pongo debajo de San José, para que lo sueñe”. 

Consideró la idea de “levantarse con Jesús y María”: “Estos preciosos momentos de descanso, de pausa con el Señor en la oración, son momentos que quizás nos gustaría poder prolongar. Pero, como San José, una vez que hemos escuchado la voz de Dios, debemos sacudirnos el sueño; debemos levantarnos y actuar” (cf. Rm 13,11). 

“En la familia, ¡debemos levantarnos y actuar! La fe no nos aleja del mundo, sino que nos inserta más profundamente en él. Esto es muy importante. Debemos ir a lo profundo del mundo, pero con el poder de la oración. Cada uno de nosotros tiene un papel especial que desempeñar en la preparación de la llegada del reino de Dios al mundo”

San José, modelo

Así como el don de la Sagrada Familia fue confiado a San José, decía el Papa, el don de la familia y su lugar en el plan de Dios nos es confiado a nosotros.

“Como San José. El don de la Sagrada Familia fue confiado a San José, para que lo llevara adelante. A cada uno de ustedes y a cada uno de nosotros –pues yo también soy hijo de una familia- se nos confía el plan de Dios para llevarlo adelante. El Ángel del Señor reveló a José los peligros que amenazaban a Jesús y María, obligándoles a huir a Egipto y a establecerse después en Nazaret. Así, en nuestro tiempo, Dios nos llama a reconocer los peligros que amenazan a nuestras familias y a protegerlas del daño”.

Francisco recomendó, en aquella oportunidad, estar atentos a las “nuevas colonizaciones ideológicas” que no nacen del sueño, de la oración, del encuentro con Dios, de la misión que Él nos da, sino vienen de afuera y, por eso, las llamó “colonizaciones”. No perdamos –exhortaba- la libertad de la misión que Dios nos da, la misión de la familia. “Y así como nuestros pueblos, en algún momento de su historia, llegaron a la madurez de decir ‘no’ a cualquier colonización política, como familias debemos ser muy muy sabios, muy hábiles, muy fuertes, para decir ‘no’ a cualquier intento de colonización ideológica de la familia, y pedirle a San José, que es amigo del Ángel, que nos envíe la inspiración para saber cuándo podemos decir ‘sí’ y cuándo debemos decir ‘no’”. 

Las familias, una bendición

El Papa también se detuvo en el carácter de José como modelo para que el niño Jesús creciera en sabiduría, edad y gracia (cfr. Lc. 2,52). “Cuando las familias traen a los niños al mundo, los educan en la fe y los valores sólidos, y les enseñan a contribuir al bien de la sociedad, se convierten en una bendición para el mundo”, sostenía Francisco.

El Santo Padre no dudó en afirmar, con contundencia: “¡Las familias pueden convertirse en una bendición para el mundo!”. El amor de Dios se hace presente y activo –subrayaba el Obispo de Roma- a través del modo en que amamos y de las buenas obras que hacemos. De esta manera, decía, difundimos el Reino de Cristo en el mundo y, al hacerlo, somos fieles a la misión profética que recibimos en el Bautismo.

 La familia y la oración

Francisco les pidió: “¡No olviden a Jesús que duerme! ¡No olviden a San José que duerme! Jesús durmió con la protección de José. No olviden: el descanso de la familia es la oración. No olviden rezar por la familia. Recen a menudo y lleven los frutos de vuestra oración al mundo, para que todos puedan conocer a Jesucristo y su amor misericordioso”.

“Por favor, ‘duerman’ también por mí: recen por mí, de verdad necesito sus oraciones y contaré siempre con ellas. ¡Muchas gracias!”

San José, siempre presente en el corazón de Francisco

En estos 9 años de pontificado, Francisco ha reflexionado en diversas oportunidades sobre este personaje cautivante, un hombre de silencio (no aparece ninguna palabra pronunciada por él en las Sagradas Escrituras), pero de gran relevancia. El 18 de diciembre de 1870, Pío IX lo proclamó Patrono de la Iglesia Universal. Y, 150 años después de aquel acontecimiento, el 8 de diciembre de 2020 Francisco publicó Patris cordeuna carta apostólica que recoge algunas reflexiones sobre la entrañable figura de San José. El objetivo de este texto es, en palabras del propio Sucesor de Pedro, que crezca el amor a este gran santo, para ser impulsados a implorar su intercesión e imitar sus virtudes, como también su resolución. Otra señal concreta de esta devoción del Papa a San José es el Año que convocó para conmemorarlo, desde el 8 de diciembre de 2020 hasta la misma fecha en 2021.

Un padre amado, un padre en la ternura, un padre en la obediencia, un padre en la acogida, un padre de la valentía creativa, un padre trabajador, un padre en la sombra… Son los títulos de los apartados de este bello texto del Pontífice, en el que sostiene que “todos pueden encontrar en San José –el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta- un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad”.

Según el Papa, San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. A todos ellos, dice, va dirigida una palabra de reconocimiento y gratitud.

Iluminar nuestra vida con su testimonio

Desde el 17 de noviembre de 2021 hasta el 16 de febrero de 2022, Francisco realizó una serie de 12 catequesis sobre San José. Así introducía este ciclo:

“Nunca antes como hoy, en este tiempo marcado por una crisis global con diferentes componentes, puede servirnos de apoyo, consuelo y guía. Por eso he decidido dedicarle una serie de catequesis, que espero nos ayuden a dejarnos iluminar por su ejemplo y su testimonio”

Durante sus reflexiones, el Santo Padre se detuvo en el ambiente en que San José vivió, el rol de este santo en la historia de la salvación, su condición de hombre justo y esposo de María, su caracterización como “hombre del silencio”, su doble condición de emigrante perseguido y valiente, su rol como padre putativo de Jesús, el oficio de carpintero, su ternura, “el hombre que sueña”, “San José y la comunión de los santos”, “Patrono de la buena muerte” y “Patrono de la Iglesia Universal”. 

Francisco: En los momentos difíciles invoquemos a San José, custodio de la Iglesia

 

Papa Francisco frente a estatua de San José (Vatican Media)

 

Fuente: Vatican News