Segundo sábado de agosto con Nuestra Señora Apurada, presente en cada instante de mi vida y de mi corazón.

Durante la pasada Jornada Mundial de la Juventud que se llevó a cabo en Lisboa, en su discurso, el Papa Francisco habló con el corazón y presentó una nueva advocación mariana:

Nuestra Señora Apurada, nuestra señora que corre con prisa, cada vez que hay un problema, cada vez que la invocamos». Por eso, en este sábado mariano, dedico mi meditación a este nuevo título a nuestra Madre celestial:

¡Gracias, María Nuestra Señora Apurada por siempre correr a mi encuentro en lo cotidiano de mi vida, en lo ordinario de mi jornada, ¡en lo sencillo de mi existencia! ¡Gracias, Madre siempre solícita, ¡por correr con prisa hacia mí cuando invoco tu Dulcísimo Nombre! ¡Gracias, por tu cuidado, por tu amor maternal con el que curas mis heridas, alivias mis problemas, mis sufrimientos y consuelas mis penas! ¡Gracias por apresurarte, Madre, para ayudarme a tomar las decisiones más acertadas, para iluminar mi camino, para aclarar mis pensamientos, para darme tus sabios consejos, ¡para enseñarme cómo aceptar la Voluntad de Dios en mi vida! ¡Nunca dejes de apresurarte Madre mía, para llenarme de fortaleza, para hacer más viva mi fe, para llenarme de paciencia! ¡Nunca dejes de apresurarte…ven rápido a mi encuentro, cuando caigo en tentación! ¡Ven, apresura tus pasos para que fortalezcas mis debilidades, para tener la valentía de decir que no a la tentación! ¡Ven, apúrate, Madre mía, para que me enseñes cómo discernir en todo momento los planes de Dios, ¡para meditarlo todo en mi corazón! ¡Ven, camina siempre a mi lado y susúrrame al oído:

«Haced lo que El, te diga» ¡Guíame hacia el encuentro de Jesús y del prójimo! ¡Acércame siempre, María, al Sagrado Corazón de tu Hijo desde mi corazón frágil y quebradizo; acércame a tu Inmaculado Corazón para aprender a apresurarme por el prójimo, para amarlo, para servirlo, ¡para darme a los demás! Que sea capaz de llevar la alegría cristiana allí donde vaya y ser siempre causa de alegría para los demás…