Traslado de las reliquias, —restos—, de Sor Inés del Espíritu Santo Sisternes y Oblites, (Valencia, 21-1-1612 + Valencia, 29-12-1668)

El día 31 de mayo, celebración de la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel, tuvo lugar el traslado de los restos de Sor Inés de Sisternes y Oblites, del que fue Monasterio de la Inmaculada-Casa Federal, en Torrente, al Monasterio de Santa Catalina de Siena, de Paterna, actual Casa Federal.

Una comitiva de monjas, de la comunidad de Santa Catalina y las representantes de las dos comunidades de Chile, Copiapó y Yerbas Buenas, que habían viajado a España para participar en la Asamblea federal, se desplazaron hasta Torrente, donde ya esperaban el Padre Ramón Fita, delegado de las causas de los santos de la diócesis de Valencia, Fray Martín Gelabert, op. vicario episcopal, y hermanas de las comunidades de Orihuela y Xátiva.

Reunidos en la capilla, donde en un lateral, cerca del presbiterio, estaban depositados los restos de Sor Inés, después de orar, el Padre Ramón Fita leyó el decreto del arzobispo de Valencia, Cardenal Antonio Cañizares, que, a petición de la Federación de la Inmaculada, autorizaba el traslado de dichas reliquias al Monasterio de Santa Catalina de Paterna. A continuación, se procedió a quitar la lápida en la que está esculpido su nombre y se vio la arqueta lacrada que contiene los restos mortales de Sor Inés. Fue un momento de inmensa emoción y recogimiento.

Aunque esta vez no percibimos ningún perfume, —como en otras ocasiones que fueron exhumados sus restos—, una forma de presencia entrañable parecía acompañarnos. Qué verdad es aquello que el buen “olor de Cristo” se expande en sus santos.

La arqueta fue llevada al altar, donde los Padres mencionados, Sor Mª Teresa Vilanova, nuestra Priora Federal y Don Antonio López, habían jurado previamente sobre la Sagrada Escritura y ahora firmaron dando fe de que el traslado de las reliquias de Sor Inés se realizaba según lo prescrito. Don Antonio López fue el encargado de quitar la lápida.

Sor Mª Inmaculada Bort y Sor Mª Asunción Blanquer, como representantes de los monasterios de Vila-Real y Carcaixent, que Sor Inés fundó, —siglo XVII—, llevaron la arqueta por el claustro, seguidas por todos los asistentes hasta el coche destinado para trasladarla a Paterna. El lugar del vehículo donde se depositó la arqueta, estaba cubierto por una tela bordada y numerosos pétalos de rosas rojas.

El recorrido entre Torrente y Paterna es corto, unos 20 minutos. En Paterna esperaban las hermanas, que acogieron la arqueta con cariño y acción de gracias. Se inició la procesión, cantando el salmo 121.  Llevaban la arqueta sor Gema Rodríguez, —del monasterio de Carcaixent—, y Mª Rosario Ocaña, dando la vuelta a todo el claustro hasta la iglesia donde estaba preparado un lugar para depositarla, al lado del sagrario, adornado con un gran ramo de flores y una rica tela de Damasco, color salmón.

Depositada la arqueta en el lugar preparado, Sor Mª Ángeles Martínez, que también perteneció al Monasterio de Carcaixent, leyó una hermosa monición:

«No tengas miedo ni te acobardes, porque Yahveh tu Dios estará contigo dondequiera que vayas». Las palabras del Señor a Josué, cuando le encomienda llevar al pueblo de Israel a la tierra prometida, bien pudieron ser las que escuchó sor Inés en su corazón, cuando salió por primera vez de su monasterio de santa María Magdalena de Valencia, en esa andadura del Espíritu que le llevó a la fundación del monasterio de Corpus Christi en Vila-Real, también Corpus Christi en Carcaixent y más tarde, el de nuestra Señora de Belén en Valencia.

Sor Inés símbolo contemplativo de mujer audaz, que dejó a Dios construir en ella algo más profundo que unos muros y un recinto monástico. El Espíritu construyó en su corazón un recinto de oración y una casa de predicación. Para sor Inés, el centro y la razón de ser de su vocación como dominica y como contemplativa, tuvo su fundamento en la Palabra. De ahí, que más allá de las limitaciones y los obstáculos, fuese artífice de estas tres fundaciones, en las cuales dejó la impronta de la huella de Dios manifestando en la historia, durante siglos, la continuidad de la vocación dominicana.

Hoy nos reúne un acontecimiento entrañable para la Federación. Con el traslado de sus reliquias manifestamos que la historia se construye desde la fidelidad de Dios, recordamos que la santidad forma parte de nuestra esencia cristiana y que la vida de quienes nos han precedido en la fe, nos adentra en la esperanza de la resurrección, y en la belleza de la fiesta trinitaria, desde donde, como sor Inés del Espíritu Santo, podremos testimoniar en nuestro mundo que tenemos algo importante que proclamar, y un rostro amable que manifestar: el rostro del Padre.

 Que sor Inés sea nuestra intercesora ante el Señor para que la semilla predicadora dominicana de nuestra Federación, germine siempre en la tierra fértil de la Palabra, encarnada en todos los rostros de la historia en este nuestro siglo XXI.   

 Posteriormente se depositó la arqueta que contienen las reliquias de Sor Inés en el nicho preparado, en un lateral de la iglesia, justo arriba de los restos de otra persona entrañable para la Federación de la Inmaculada, el Padre Marceliano Llamera, op., en su lápida está esculpida esta frase: «Mi vida son vidas».

Qué apropiada esta cercanía de dos seres que tanto bien han hecho a la vida contemplativa dominicana, una en el siglo XVII, otro en el siglo XX. Sus vidas todavía nos hablan de la fidelidad, la bondad y la belleza de Dios y que el camino de la vida, solamente lo encontramos junto a Él, «Los que enseñaron a otros el buen camino, brillarán como las estrellas por toda la eternidad» Cfr. Daniel 12, 3.

 

Después de esta celebración, las hermanas participaron de una buena comida y posterior recreación, donde los testimonios de alegría, las anécdotas, los sueños compartidos, pusieron el sello amable y gozoso de la fraternidad.

 

 

                                                                       Monasterio de Santa Catalina de Siena

                                                                       Paterna (Valencia)

 

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