¿Cómo es el Cielo?

La pregunta era insidiosa y cínica, pretendía ridiculizar la creencia en la resurrección que ellos como saduceos negaban.

 No sabían con quien se la jugaban. Despreciando la casuística por soez y burda Jesús muestra que la cuestión no merece respuesta. No entra en el juego insolente, pero si toma partido. Ese mismo Moisés que vosotros invocáis habla del Dios de Abrahán, del Dios de Isaac, del Dios de Jacob lo que no tendría sentido si no estuviesen vivos porque Dios no lo es de muertos sino de vivos.

Aquello, lo de la vida después de la muerte, viene a decir, es otra cosa. Vosotros no sabéis ni entendéis nada d esa fe de la que os intentáis burlar. Las cosas de allá no son como las de aquí. «Allí serán «como Ángeles, como hijos de Dios»

No pretende describir algo que está fuera de nuestros parámetros y que “nadie ha visto jamás”

Son muchas las “descripciones del cielo” que otros. que no Jesús, nos han querido transmitir con la mejor voluntad. Nosotros mismos tenemos nuestra propia imagen del cielo, cada uno a su manera y todas pueden ser válidas con tal de saber que esas imágenes no pasan de ser meros intentos de explicar o intentar comprender algo que «Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por mente humana han pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman». ICor 10

Jesús sobrio en este tema, cuando se acerca a él, lo hace con la metáfora del banquete, Un banquete no es meramente comer para alimentarse sino un disfrutar de la comida y de la compañía. Hablar de banquete es hablar de alegría y de fiesta.

Hay otro modo de acercarnos a esa inefable realidad. Ese modo no es más, ni menos, que el intento cotidiano de construir y experimentar cielo a nuestro alrededor. Hay cosas que a mí me desagradan y que también desagradan a los otros entonces tratar de evitarlas, discusiones inútiles y tensas, los reniegos fáciles y habituales, los egoísmos que descartan la generosidad. Las críticas negativas cuando no denigrantes.

Y hay cosas que me agradan y agradan a los demás, la bondad, la comprensión, la generosidad, la confianza mutua.

Todo esto, lo negativo y lo positivo puede resumirse con la regla de oro que el mismo evangelio utiliza en boca de Jesús. “Trata a los demás como quieres ser tratado tú”

¿Queremos saber cómo es el Cielo? Vayamos construyendo pedacitos de él a nuestro alrededor.

Sor Áurea