Hoy festejamos el nacimiento de la Virgen María, de aquella mujer que en la plenitud de los tiempos dará a luz un Hijo nacido bajo la Ley para rescatar a los que estaban bajo la Ley y darles la posibilidad de llegar a ser hijos de Dios por adopción.

Festejamos el nacimiento de la que fue pensada antes de todos los siglos para ser Madre de Dios, arca de la Nueva alianza, templo de su Hijo, custodia de su presencia viva.

Hoy es un día para renovar la esperanza porque el nacimiento de María nos invita a pensar en el amor gratuito de Dios. La promesa que Dios hizo al comienzo de la creación después de la caída de Adán y Eva; con el nacimiento de María empieza a ser una realidad histórica.

El amor de Dios en su simplicidad eterna desborda nuestro entendimiento y nuestras mayores expectativas. Pongamos nuestra esperanza en este amor de Dios que siempre trabaja, que nos sale al encuentro a cada minuto para ofrecernos su salvación, que nunca se da por vencido, que siempre tiene iniciativas nuevas para llegar al corazón de cada hombre y transformarlo.

Renovemos hoy nuestra esperanza en el poderoso amor de Dios y pongamos aquellas circunstancias que nos parecen imposibles de resolver, aquellas personas que atraviesan situaciones límites, en manos de María niña para que ella les alcance del Señor la luz necesaria para que en esa circunstancia o esa persona, penetre el poderoso amor de Dios y los transforme.

¡Madre de la esperanza, enséñanos a esperar en el poderoso amor de Dios!

Sor Mª Luisa Navarro, OP