Margarita nació de una estirpe de Santos, fue escogida por Dios como ángel de paz.
Su padre es Bela IV, rey de Hungría y su madre la reina María Láscaris, hija del emperador de Constantinopla. 
Antes de nacer fue ofrecida a Dios para la liberación de Hungría. Siendo consciente de su misión se dedicó heroicamente a recorrer el camino de la perfección. 
Renunciando al matrimonio, hizo profesión de votos solemnes en manos del Maestro de la Orden, el venerable Humberto de Romans.
 
Su vida de piedad se cualifica por la devoción al Espíritu Santo,  a Jesús crucificado, a la Eucaristía y a María.  
 
Murió en el monasterio edificado por su padre en una isla del Danubio el 18 de enero de 1270.
En su canonización Pío XII la invocó como «mediadora de tranquilidad y de paz fundadas en la justicia y la caridad de Cristo, no solo para su patria, sino para todo el mundo.