Existen datos sobre el origen del Rosario que han creado confusión, y un tanto desconcertantes, por lo que tal vez sea conveniente recoger estas notas históricas, que mantienen a la Orden Dominicana como la que lo reza como una de sus habituales y propias formas de oración, teniendo, sí, otras Órdenes formas similares, iguales, y equivalentes.

Las oraciones de repetición aparecen desde los primeros siglos del cristianismo. Se atribuye a Antonio Abad, ermitaño en el desierto de Egipto, la invención del komvoskhinion, rosario ortodoxo, todavía utilizado por los monjes del Monte Athos.

La palabra ROSARIO, atestiguada desde el siglo XIII, viene del latín rosarium, que equivale a jardín de rosas o un campo de rosas.

También, las oraciones pasando cuentas con los dedos, como el Rosario, pueden haber comenzado como una práctica de los laicos para imitar el monacato cristiano de la Liturgia de las Horas, durante el transcurso de la cual, los monjes rezaban los 150 salmos diariamente. Como muchos laicos e incluso monjes no sabían leer, sustituyeron 150 repeticiones del Padre Nuestro por los salmos, a veces usando una cuerda con nudos para llevar cuenta precisa del rezo.

La práctica de meditación durante el rezo de Avemarías se atribuyó a Domingo de Prusia, monje cartujo del siglo XV, que lo llamó “El Rosario de la Vida de Jesús” (Vita Christi Rosarium); y el teólogo alemán llamado Andreas Heinz, descubrió un Rosario vita Christi, que databa de 1300, lo que sugiere que el origen del Rosario actual se remonta al menos a esa época.

La victoria de las tropas cristianas en la Batalla de Lepanto en 1571 fue atribuida al rezo del Rosario, que el Papa San Pío V, pidió que se rezase durante la contienda “contra el infiel”. Ya en 1569, la bula papal Consueverunt Romani Pontifices, había establecido la devoción del Rosario en la Iglesia Católica.

Conocidas son de diversos Papas contemporáneos sus elogios y documentos favorables al Rosario, así como los cinco misterios Luminosos que el Papa San Juan Pablo II, introdujo en 2002. Este Papa dijo que sobre todo para él, el Rosario era ante todo “contemplar con María el rostro de Cristo”.

Y en la actualidad ¿sigue vigente, rezado y valorado el Rosario? Ciertamente, y a pesar del descrédito o indiferencia hacia lo religioso de los tiempos actuales, la Iglesia Católica lo valora intensamente, y se reza por los cristianos. De ahí que ante el próximo 2025, que puede ser un año extraordinariamente positivo para afianzar el culto cristiano, podemos apuntar la siguiente meditación sobre el Rosario:

Legado infino en nuestra orden

Tan solo la Virgen María conoce el poder infinito y, por ello, las repercusiones del rezo del Rosario. Nos lo ha demostrado en la Época moderna, por sus apariciones rezándolo con niños videntes y canonizados ya.

¿Quién como Ella podrá rezarlo y darle el valor que merece? Un misterio del Rosario
tiene valor infinito, porque ya es misterio todo hecho vivido por Cristo, y se le llama misterio por ser indescifrable e inconmensurable.

No sabemos cuanto tiempo durará el SOL irradiando luz y calor, pero desde que fue puesto en acción por el Creador, su función

benéfica no ha cesado, durante unas horas en un hemisferio y otras tantas en el opuesto, pero cesará un día. Y es un astro tan solo, no
es un ser humano. Los hechos divino-humanos de Cristo estaban en la mente del Creador desde siempre y no cesarán jamás, de irradiar luz, gracia, vida, santidad, jamás cesarán en su potencia y en su posibilidad.

¿Qué es, pues, rezar el Rosario?

Es poner en acción su irradiación divina y vivificar, beneficiar, envolver, saturar de ella la intención por la que se aplica un Rosario, o sencillamente, impregnar del Misterio a quienes lo están rezando con la avidez que merece, y aunque no lo apliquemos a una intención concreta, sino por el solo hecho de divinizarse con su irradiación el orante y agradecerla al mismo tiempo.

SÍ… LEGADO DIVINO, que llamamos misterios. Son hechos que trascienden toda capacidad intelectual. Espacio de nuestro tiempo vivido con Cristo y la Virgen–Madre, en favor de su criatura amada, el ser humano.

Monasterio de Santo Domingo de Guzmán
Monjas Dominicas

SANT CUGAT DEL VALLÈS – BARCELONA

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