(Del 30 de octubre de 2025 al 29 de octubre de 2026)
En 2015, el Papa Francisco concedió a la ciudad de València la celebración del Año Santo Jubilar cada cinco años. Esta conmemoración convierte a la capital de Turia en una de las siete ciudades jubilares de todo el mundo y permite a sus visitantes conseguir la indulgencia plenaria.
València, ciudad del Santo Cáliz
Una de las reliquias más veneradas por la cristiandad, el Santo Cáliz, es custodiada desde 1916 en la Catedral de València, donde es objeto de devoción y admiración. La copa que pudo ser utilizada por Jesucristo en la Útima Cena llegó a la ciudad en 1424 tras un largo periplo histórico. València, entonces inmersa en una etapa de esplendor cultural y económico, ofrecía el entorno ideal para acoger tan preciado símbolo de fe.
El vaso original
La parte superior, hecha de ágata pulida, es la auténtica reliquia. Según los estudios del profesor Antonio Beltrán, fue elaborada entre los siglos IV a. C. y I d. C. en un taller oriental, probablemente de Egipto, Siria o Palestina.
El pie, las asas y las decoraciones
El pie se añadió hacia el siglo XII y procede de un vaso egipcio o califal del siglo X u XI. Las perlas y piedras preciosas que lo adornan son posteriores y pudieron incorporarse cuando el Santo Cáliz se veneraba en el monasterio de San Juan de la Peña
Cómo llegó el Santo Cáliz a València
De Jerusalén a Roma
La copa que utilizó Jesucristo en la Última Cena fue llevada de Jerusalén a Roma por San Pedro y utilizada desde entonces por él y los sucesivos papas de la Iglesia en Roma en las celebraciones eucarísticas hasta el año 258, cuando el papa Sixto II, encargó a su diácono San Lorenzo que sacara el cáliz de Roma para protegerlo de la persecución del emperador Valeriano.
Su paso por Aragón
San Lorenzo hizo llegar la reliquia a Huesca, donde vivían sus padres. El cáliz acabó escondido en el monasterio de San Juan de la Peña y en 1399 es entregada por los monjes del monasterio al rey Martín I de Aragón, de quien se conservan tres cartas reclamando la reliquia insistentemente. Una vez en sus manos, Martín I llevó el grial a la capilla de su residencia en Zaragoza, el Palacio de la Alfajería.
El traslado a València
Otro rey, Alfonso el Magnánimo, trasladó en 1424 el Santo Cáliz al Palacio Real de València, su residencia de entonces. Pero la conquista del reino de Nápoles supuso al Magnánimo costosas campañas militares para las que necesitó préstamos, uno de ellos contraído con la jerarquía eclesiástica. El rey lo avaló con todas sus reliquias, incluido el Santo Cáliz, que tuvo que entregar en 1437 como parte de un acuerdo financiero con la Iglesia.
La veneración en la Catedral de València
Fue conservado y venerado durante siglos entre las reliquias de la Catedral, y hasta el siglo XVIII se utilizó para contener la forma consagrada en el «monumento» del Jueves Santo, hasta que fue finalmente instalado en la antigua Sala Capitular, habilitada como Capilla del Santo Cáliz en el año 1916.

