El mes de octubre, en el que celebramos la fiesta de la Virgen del Rosario, la Iglesia lo dedica especialmente al rezo del santo rosario. 

El Rosario rememora los misterios del Salvador, es como acudir al árbol para tomar de sus ramas los frutos de VIDA.

Rezar el Rosario es recibir VIDA; es dejarse impregnar por la VIDA; es creer que Jesús y María actúan.

El Rosario es el pan caliente y tierno de la vida del Hijo, repartido a lo largo del día por la Madre, a los pobres hijos pequeños.

La Humanidad de Jesucristo posee una divina virtud que alcanza todos los lugares y tiempos. El Rosario la apresa y la derrama sobre aquellas intenciones a las que vinculamos los misterios.

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