El sábado comenzamos el día con la celebración de laudes, a buena hora 8,30, el horario está bien pensado para que, ya que vamos a utilizar “el caletre” (la cabeza, en vocabulario de ir por casa) no se nos desplacen las ideas quedándose en los placidos brazos de “Morfeo” (entiéndase dulce sueño). 

Como estaba previsto, el padre José Ramón López de la Osa González, nos compartió una charla, amplia, clara y con un trasfondo muy positivo y esperanzador. Nos situó en la toma de conciencia que debemos tener frente a lo que estamos viviendo, en lo que claramente se percibe y se vive como un cambio de época, con los valores nuevos que aporta y con un lenguaje que quizá escapa a nuestra percepción, por ello necesitamos una lectura pneumatológica de los nuevos signos de la historia, hay que estar atentas al Espíritu que actúa en la vida, quizá cierra una puerta, pero nos abre otras. El sentido y la presencia de la vida contemplativa están en el horizonte de nuestro mundo actual, es la puerta necesaria para que el mundo encuentre su sentido, nos invitó a buscar estos nuevos signos de la historia y a descubrir que quizá lo que hay que cambiar son estructuras que no nos dejan ser desde la fidelidad y la pequeñez de la minoridad de los comienzos. Para que nuestras comunidades se transformen y busquen qué quieren y hacia dónde van es necesario conocernos bien personal y comunitariamente, y trabajar juntas este proceso porque son momentos de oportunidad. 

Esta charla suscitó unas aportaciones muy reales y concretas, donde cada una de las hermanas que compartieron lo hicieron desde la sinceridad y la realidad que se vive actualmente en nuestras comunidades. Fue bonito percibir, que hay esperanza, que el reducido número y la edad avanzada de las monjas que los componemos son nuestro hoy, nuestro Kairós, desde donde el cuidado a las mayores, como un signo de caridad y entrega que aunque no lo percibamos trasciende nuestros monasterios. Os comparto este pensamiento que me enviaron como introducción de un artículo: “en cada arruga, una historia, en cada alma una misión. Dios sigue contando contigo, siempre, hasta el último suspiro”. 

Segunda Parte

El día 17 de mayo, sor María Nora Klew, que asiste a la asamblea como delegada de su comunidad de Santo Domingo de Zaragoza, celebraba su cumpleaños…bueno, no podía faltar la solemne felicitación con tarta en la comida y todo y dos flamantes números que delataban que los años pasan (jejeje) y que omito por protección de datos biológicos, que ahora hasta te multan y todo. En el canto del cumpleaños feliz, se unieron un grupo de gente que también estaban en el comedor y con aplausos muy sonoros. 

Y llegaron las tres de la tarde, en fin, perdonamos la siesta porque valía la pena. Llegamos primero a la Catedral, donde visitamos incluso el museo, y las distintas capillas de la misma. A las 5,15, puntual como siempre, nos esperaba en la capilla del Santo Cáliz el padre Martín. Su homilía fue rica en contenido y profunda en ideas, como es él, estaba feliz con sus hermanas. 

Después de hacernos unas fotos con él en el altar, nos acompañó a la basílica, donde nos esperaba el rector el sacerdote don Melchor Seguí, tuvo el detalle de dejarnos entrar en el camarín de la Virgen, donde cantamos el Regina Caeli…nos hizo una breve explicación de la historia y devoción de la Virgen de los Desamparados y como recuerdo nos regaló una bolsita con un rosaría, un librito con la historia de la Virgen, una estampa y una medallita de la Geperudeta, Mare de Deu dels Desemparats. Podéis imaginar la cara de la gente que había subido al camarín, primero por ver un grupo de monjas y segundo porque ellos estaban fuera, con una reja de por medio que nosotras habíamos traspasado y ellos no, algunos preguntaban “como lo han hecho para entrar” …sonrisa como respuesta, para no decir que era por enchufe (por pituto que dirían en Chile).

Nos enseñó también el museo, que no está abierto al público pero que para nosotras sí. 

Nos fue explicando con detalle cada una de las obras, mantos, cuadros etc.… que se guardan en este museo que hacen referencia a la Virgen. Subimos a lo que podríamos decir la terraza de la Basílica, como ya veréis en las fotos, la gente de la plaza nos miraba desde abajo, como veis las monjas siempre por las nubes…Y el tiempo “volooo” y se nos hizo más tarde de lo previsto para regresar, las monjas de Chile, preguntaban por WhatsApp porque no aceptábamos para iniciar sesión…así que llegamos, hicimos rápido lo que teníamos que hacer y en unos minutos otra vez en la sala de reuniones. Ahora tocaba que cada priora presentara un informe sobre su comunidad, a la vez que iban hablando se suscitaba el diálogo, y se podía percibir, que las situaciones son similares y que esas situaciones nos pueden llegar a desbordar o nos están desbordando, pero como dijo Madre Federal al dar comienzo a la Asamblea, “ está contenta porque ve que por encima de la pobreza y limitaciones de las comunidades, lo esencial de nuestra vida se vive en los monasterios y eso es ya un signo de esperanza”. En algún momento, ya no recuerdo si en la mañana o en la tarde, mis neuronas también van cumpliendo años, se comentó que un paso positivo en este proceso de lectura de los signos de los tiempos, puede ser también los pasos que se están dando en la Confederación, donde cada vez hay más confianza y conocimiento. Pienso que esto que nos puede llevar a un futuro…lleno de sorpresas donde una sola alma y un solo corazón vayan más allá de unas letras escritas en unas constituciones. Y para finalizar un dato muy hermoso. Como la Madre Pilar Lorente, que viene en nombre de la Priora del Monasterio de Daroca, no puede caminar mucho y el padre José Ramón tan poco, se quedaron aquí. Así que, el padre celebró la eucaristía con la única feligresa que quedaba, la madre Pilar y para nuestra sorpresa nos contaron muy satisfechos que habían cantado la misa, hay que decir que la madre Pilar siempre ha cantado muy bien. 

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