El Fiat que se renueva en la Cruz
Habiendo celebrado ayer la Exaltación de la Cruz, hoy hacemos memoria de Nuestra Señora de los Dolores, María junto a la cruz de Jesús.
La primera lectura de la carta de san Pablo a Timoteo nos dice que uno es Dios y uno el mediador de Dios y los hombres, Cristo Jesús, que se entregó por nuestra salvación. El único mediador, el pontífice fiel y veraz que volvió a unir a los hombres con Dios por medio de su pasión, muerte y resurrección, el que se dejó morder por la muerte y la venció definitivamente, es el que quiso asociar a su misterio redentor a María. Quiso que ella participara vivamente de la redención que él ha logrado en la cruz, asintiendo al plan de Dios con el mismo Fiat que asintió la Encarnación del Verbo en sus entrañas.
En el momento en que Cristo es tratado como un maldito, es condenado a muerte y humillado; ella vuelve a repetir “hágase en mí según tu palabra”. Y la Palabra viva que es Jesús, le pide algo más…, le pide que asienta a ser madre de todos sus hermanos: “he aquí a tu hijo”, en Juan le encomienda a cada uno de los seres creados por su amor y para su gloria. Y ella vuelve a decir “haga si en mi según tu palabra” y empieza a ejercer su maternidad universal. Su rol de madre es el de dar a luz la vida de su Hijo en cada hombre, es hacerlos crecer en la Vida y no dejar que se separen de ella.
María, nuestra Madre, es una mujer experimentada en el dolor, lo asumió, lo sufrió, y lo superó. El secreto de María es el de la unión con su Hijo, por él, con él y en él transitó el camino de la fe hasta su Asunción a los cielos.
¡Que ella nos enseñe a estar unidos a él, para que como él, podamos pasar y traspasar los dolores, las contrariedades, todo lo adverso para que de él brote más vida de Jesús en los corazones humanos!
¡Qué ella nos enseñe a permanecer en la cruz diciendo: “hágase tu voluntad”!
Sor María Luisa Navarro Ramos, OP