“María, Guía de Fe y Esperanza”

Celebramos hoy la memoria libre del dulce nombre de María; este título con el que veneramos a la Madre de Dios, califica su nombre con el adjetivo “dulce”.  En el ámbito de la analogía, un calificativo que pertenece al sentido gustativo se lo adjudicamos a una persona bondadosa, amable, mansa, cercana. María se muestra así en el evangelio; su bondad hace que interceda por los novios que se han quedado sin vino en su fiesta de bodas. Ella es una jovencita amable que marcha a servir a su prima anciana que va a dar a luz a Juan Bautista. Es la mujer mansa que después de dar a luz al Salvador del mundo, con su Niño y con José, acepta emigrar a Egipto. Ella se muestra siempre cercana a las necesidades de los demás, se sabe servidora humilde del Señor.

Como a Pablo, se le confió un ministerio singular, y la gracia de Jesucristo se desbordó en ella, salvándola del pecado antes que lo cometiera ¡Dios la creó Inmaculada!

También podemos aplicar las palabras del evangelio a la Virgen, no porque ella tuviera problemas para ver la realidad, sino porque nosotros los tenemos. Por lo general cuando una basurilla ha entrado en uno de nuestros ojos, esto nos afecta de tal manera que tenemos que buscar a otra persona que nos la saque. La Virgen, por ser madre de Cristo y muestra, es la persona adecuada para limpiar nuestra mirada y hacernos ver la realidad desde la fe. Si se lo pedimos, ella va haciendo que desaparezcan esas briznas que obstaculizan nuestra visión, agrandando los defectos de los otros y, tal vez, no reconociendo los propios. Y, no solo eso, es la guía veraz que nos conduce al que es Camino, Verdad y Vida.

La tradición occidental interpreta el nombre de María como Estrella del mar; ella con su luz nos alumbra el caminar, nos enseña a ver más allá de lo que vemos, a mirar al prójimo y a la historia con visión de eternidad. Tal vez los problemas no desaparezcan, pero podemos con ellos, los dimensionamos según lo que son, y su verdad. Con ella aprendemos a conocernos y a conocer la realidad ¡Tenemos una Madre que es Estrella de luz y que, si hace falta, nos lleva de la mano en el camino de la vida!

Sor María Luisa Navarro Ramos,  

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