SER LA VERDAD ES LA REALEZA DE JESÚS

Hoy asistimos al diálogo entre Jesús y Pilatos. En su brevedad no tiene desperdicio.

Pilatos da por supuesto que está ante un exaltado que se ha autoproclamado rey y lo recibe con cierta sorna:

-“¿Eres tú el rey de los judíos?”

Jesús aparenta no enterarse de la burla y responde a su vez con una seria pregunta:

-“¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?”

La cuestión es más profunda de lo que parece.

Al hablar de Jesús ¿lo hacemos de oídas? ¿Como una lección aprendida de memoria, cantinela incluida, l estilo de  Magine de la Caña con la tabla de multiplicar?

Lo que importa es hablar desde el corazón y la propia experiencia, para saborear el mensaje de Jesús es preciso encarnarlo en el propio ser. Para manifestarlo y ser testigo hay que hacerlo en y desde la vida.

Pilato sintió el dedo puesto en la llaga. Molesto replicó algo así:

¿Acaso me importas? No soy judío, es tu gente, los tuyo te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?

Y Jesús:

-“MI reino no es de este mundo ni como los de este  mundo”.

Y otra vez la socarronería:

-“Conque ¿tú eres rey?”

Y de nuevo la profundidad de Jesús:

-“Tú lo dices. Soy Rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad”

¿Ser Rey, ser la Verdad? Los poderosos de este mundo nos muestran la contradicción. Con frecuencia la escalada hacia el dominio se realza con eslabones de mentira. Pero ya lo ha advertido Jesús. Su reino no es como los de este mundo, el es Rey de otra manera. Su cetro y su corona no son   de diamantes sino una caña y una rama de espino.  Sus distintivo  una toalla ceñida al cinto y una palangana donde lavar los pies a sus discípulos. Para Jesús reinar es servir. Y reinar es igual a ser testigo de la verdad-

-“¿Qué es la verdad?”

Añade con displicencia Pilato.

La verdad, buscar la verdad es asunto arduo. Encontramos verdades, pequeñas parcelas que responden a las múltiples y distintas perspectivas. Sin embargo hay una verdad que a todos convence o al menos para todos se hace respetable, la llaman “ontológica” que en palabras de ir por casa, es aquella que excluye toda apariencia, es l a autenticidad o lo auténtico. Aquello en lo que no hay engaño ni falsificación. Lo que muestra es lo que es. Jesús es esta Verdad en el sentido más absoluto.

¿Buscas la Verdad? Escucha a La voz de Jesús. Busca a Jesús.

                Sor Áurea