El fragmento de hoy introduce un tanto de perplejidad. Sabemos cuántas veces el mismo Jesús se salta la ley curando en sábado, dejando que sus discípulos arranquen espigas en sábado, que el paralítico cargue su camilla en sábado y un largo etcétera que culmina con la frase: “No es el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre” Esta afirmación puesta en boca de Jesús y corroborada por su propio comportamiento ensancha el corazón y los pulmones. Nos deja respirar un aire limpio y puro, sin contaminantes y nos hace disfrutar de una amplia sensación de libertad. En cambio, hoy parece que pasa de hoja y nos constriñe con contradictorias afirmaciones. “No he venido a abolir la ley sino a darle cumplimiento”. «Antes pasarán el cielo y la tierra que un ápice o una letra de la Ley deje de cumplirse”. Contemplado así vuelve a resurgir el fundamentalismo literal. De nuevo el hombre queda aprisionado por el sábado, encajonado por la Ley.

No es esto lo que propone Jesús. Jesús no viene a tirar por tierra la religiosidad de su pueblo, Jesús viene a poner las cosas en su sitio. Hay que cumplir la ley, pero poner su cumplimiento como objetico, centro y sentido del vivir no es lo que hizo Jesús ni lo quiere para sus seguidores.

Sabemos que los evangelios no son literalmente, en su totalidad, palabra de Jesús. Recogen su enseñanza y su espíritu, por eso son Palabra de Dios. Los evangelios fueron escritos al menos setenta años después de Jesús y para un contexto concreto. El público de Mateo es judío, no es extraño que en esa comunidad tan imbuida de la ley de Moisés se presentasen conflictos entre radicales aferrados a lo de siempre y los más decididos por la novedad que trae Jesús. Mateo quiere mediar, quiere suavizar asperezas, dando, como solemos decir, una de cal y una de arena. Pero no todo es igual, no da lo mismo optar por la Ley que optar por Jesús.

Hay una frase que lo clarifica; «Si no sois mejores que los escribas y fariseos no entraréis en el Reino de los Cielos» ¿Se puede ser mejor que aquellos que cumplen a rajatabla los 613 mandamientos de la Ley? Cuando se nos pide superar a escribas y fariseos es porque hay algo mejor que la obsesión y el esfuerzo por cumplir la Ley. Eso mejor es «hacer nuestros los sentimientos de Jesús.»

La ley es un andador que nos sostiene y guía y del que nos olvidaremos en cuanto tengamos la mentalidad de Jesús.

Necesito la amenaza de una sanción, de una multa, cuando siento que una ley de tráfico coarta mi libertad, pero ya no me hará falta estar pendiente de esa norma cuando la interiorice y comprenda que la exigencia de respetar un semáforo en rojo no es para constreñir sino para salvar.

Si nuestra justicia ha de ser mejor, lo será no por contabilizar preceptos, sino por atender a los criterios de Jesús: «Trata como quieres que te traten»

«Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, me visitaste cuando estaba en la cárcel. me vestiste cuando andaba desnudo».

Y es que toda la Ley se reduce Amar A Dios y al hermano.

Sor Áurea