Fr. Gerard Francisco Timoner III O.P. ha sido elegido maestro de la Orden de Predicadores.  Desde el siglo XVI la presencia de los dominicos en Filipinas ha sido continua y regada con la Palabra, que a través de los siglos,  ha fructificado en una iglesia joven que busca la fidelidad a la verdad y belleza del evangelio, como lo soñó Domingo de Guzmán en aquellos caminos del Languedoc que sellaron su corazón como predicador de la Gracia. Sentir la fuerza de esa semilla por los caminos del mundo hizo y hace de la Familia Dominicana una opción creíble por lo que es y por quienes a lo largo de los siglos  dejaron en los caminos de la vida su misma vida.

 Fray Gerard Francisco Timoner, se convierte así en el primer fraile asiático en ocupar el cargo y en el 88.º sucesor de Santo Domingo.

  Fr. Gerard ha sido hasta ahora socio del Maestro para la región Asia-Pacífico de la Orden de Predicadores. En 2014, el Papa Francisco lo nombró miembro de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano, establecida por el Papa Pablo VI en 1969 para examinar cuestiones sobre asuntos doctrinales, en particular de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

  Timoner nació el 26 de enero de 1968 y es oriundo de Daet, Camarines Norte (Filipinas). Fue ordenado sacerdote en 1995, obtuvo su licenciatura en Filosofía en el Centro Filipino Dominicano de Estudios Internacionales en 1991 y su licenciatura en Teología en la UST en el año 1994. Exprior de la Provincia de Filipinas y exvicecanciller de la prestigiosa Universidad Santo Tomás de Manila.

Tras la elección y una vez en la iglesia, después la oración inicial pronunciada por Fr. Jesús Díaz Sariego, prior provincial de Hispania, se leyó el Evangelio de San Lucas: “El mayor entre vosotros sea como el menor, y el que dirige, como el que sirve”. El nuevo Maestro hizo profesión de fe y promesa, rezó el credo y prometió su cargo.

En su primera intervención, Fr. Gerard hizo mención al pasaje de la vida de santo Domingo en que, ante el Papa, insiste en que “nosotros (los dominicos) somos predicadores”. No es que nos limitemos a predicar, es que somos predicadores. Misión no es lo que hacemos, misión es lo que somos”. E invitaba a “mirarnos a nosotros mismos, para reconocer cuál es nuestra identidad como predicadores del Evangelio. Porque somos predicadores incluso cuando no predicamos, somos predicadores incluso si no estamos ordenados, somos predicadores cuando estamos en la habitación investigando profundamente, somos predicadores cuando ayudamos a los más desfavorecidos, somos predicadores en todo lo que hacemos”.