Hoy nos vamos de camino. Seguir a Jesús es incompatible con el sedentarismo espiritual es preciso estar en marcha, ligeros de equipaje, con la mochila vacía, tan solo un bastón para  sortear los obstáculos del camino. Sencillos como palomas pero resistentes y audaces entre los aullidos de los lobos y el grujir de los leones. “¿Quién nos apartará del amor de Dios?”

Tan solo un bastón y una misión que cumplir, ensanchar el Reino, predicar la buena noticia para ello no necesitamos preparar discursos ni efectos especiales nuestro  comportamiento nuestra reacciones los sentimientos que manifestamos predican para bien o para mal, lo que vivimos y cómo lo vivimos habla por nosotros.

Y vivimos  según lo que experimentamos y rumiamos en nuestro interior. Ya lo dijo el Señor en otra ocasión: “De la abundancia del corazón habla la lengua” y “dichosos los limpios de corazon porque ellos verán a Dios” y por ello, porque e n su corazón abunda Dios, lo manifestarán y contagiarán.

Jesús nos envía a anunciar su Reino y en su Reino no son lo más importante las normas, los mandatos y las prohibiciones sino el transmitir aquello que hemos oído y ha visto nuestros ojos y palpado  nuestras manos, aquello que hemos comprendido y experimentado, que Dios es  nuestro Padre y todos nosotros somos hermanos.

No lo olvidemos, nuestra manera de vivir y de convivir predican. Si hablamos cuidemos la coherencia esa coherencia que todos saben que falta cuando no está.

Ellos, los setenta y dos, volvieron contentos, también nosotros lo estaremos cuando nuestra mochila esté repleta sólo del vivir para el Reino.

Sor Áurea Sanjuán