¿DÓNDE ESTÁ EL ÁNGEL?

Algunos lo recordaréis.

Hace unos años, en el Belén municipal se omitió la figura del ángel que anuncia a los pastores el nacimiento de Jesús.

Se me ocurrió escribir un breve texto titulado:

“¿Dónde está el ángel?”

Tuvo tal repercusión social y mediática que la imagen flanqueada por la televisión y entre aplausos fue devuelta a su lugar.  

Pero no había sido esa mi pretensión.

Sentí que se me había malinterpretado o simplemente que la gente se movilizó motivadas por el titular, sin entrar en el fondo de la reflexión.

Quise decir que no importaba una figura más  o menos en el belén, que lo importante no son las  imágenes  de cartón  piedra sino  lo que ellas significan, en este caso el anuncio de paz a todos los hombres de buena voluntad, y ese significado no necesita representaciones externas porque está inscrito en el corazón y en los labios, son  los augurios de paz y felicidad que estos días todos nos deseamos cuando no son mera superficialidad o pura cortesía, sino que proceden de un deseo sincero y profundo.

Nos deseamos paz, amor, amistad, algo que no podemos esperar que caiga del cielo, sino que cada uno hemos de ser sus constructores.

El significado de la Navidad es que el cielo se acerca a la tierra y de la tierra hemos de construir un cielo. Esto suena a bobalicón o a poesía dulzona, como los turrones de los que nos atiborramos estos días, pero ¿no es verdad que nos sentimos mejor, que nos sentimos felices cuando todo está en orden a nuestro alrededor?

Nos dice el Evangelio de hoy que cuando los ángeles se marcharon, los pastores salieron corriendo, contando lo que les había dicho el Ángel y encontraron a María a José y al Niño.

Todos se maravillaban por lo que se decía de él.

María lo guardaba todo en su corazón.

Aprendamos la lección de hoy. Que no nos importe una figura más o menos en el belén, no nos quedemos con titulares o banalidades. Hagamos fiesta, pero profundicemos su sentido y como María guardémoslo en el corazón.

                                                                                                                                    Sor Áurea Sanjuán, op